La Vendimia

En octubre se decreta la consumación de la vendimia, reiterándose en el mismo escenario de la bodega idénticas escenas a las que dan permanencia las viejas fotografías de 1900. El mismo tráfago de remolques cargados de comportas llenas de uva; fervor en el trabajo. Participan gentes de todos los lugares, para quienes se ha emprendido la construcción de un edificio, en los linderos de Viña Tondonia, al objeto de atenderles con más confortable hospitalidad.
Para conseguir un gran vino es fundamental este trabajo manual de la vendimia, racimo a racimo, que nunca podrán igualar las máquinas vendimiadoras. Esencialmente, el corte a mano, con la curva cuchilla denominada corquete, evita que el grano se rompa y suelte mosto susceptible de fermentar antes de tiempo. A este propósito colaboran también los recipientes de madera de chopo, construidos en el propio taller de tonelería de López de Heredia y cuya capacidad no excede de cien kilos.
Las comportas, con forma de troncos de cono, inician ese diálogo entre la uva y la madera que ha de persistir en la crianza del vino durante años. Lopez de Heredia es la única bodega en la Denominación de Origen Calificada Rioja que sigue utilizando estos nobles recipientes para transportar la la uva de la viña al lagar.
La vendimia alcanza su último acto en la bodega, cuando las comportas vierten su contenido en las tolvas de pesaje y, de allí, el fruto pasa a las pisadoras despalilladoras, que rompen suavemente los granos para extraer el mosto, que ha de entrar inmediatamente en contacto con las levaduras existentes en la pruina, el tenue recubrimiento céreo de la uva.