La bodega y su arquitectura
En la mítica ciudad de Haro, capital de La Rioja Alta, tal vez donde mejor se produce la extraordinaria suma de coincidencias entre la bondad del clima y severidad de la tierra, se encuentran las bodegas López de Heredia, las más antiguas de Haro y unas de las tres primeras de La Rioja. La estratégica situación de sus viñedos, la calidad excepcional de las plantaciones, así como de las variedades empleadas, tienen su complemento imprescindible en una magnífica bodega, cuyo proceso de creación fue similar a la plantación de los viñedos, lentamente, con el máximo cariño.

Cuando se penetra en el laberinto de las bodegas, construidas con recios sillares que se asientan sobre roca horadada por doquier, en formación de calados y naves subterráneas, impresiona la solidez y grandiosidad de un conjunto tectónico que ha merecido la denominación de "Catedral del Vino".
Hoy, estas instalaciones constituyen un modelo. Bodegas López de Heredia Viña Tondonia, S.A. se asientan sobre una superficie total de 53.076 metros cuadrados, de los que 19.718 se hallan en la actualidad edificados, correspondiendo 3.433, 41 metros cuadrados a la bodega subterránea, con calados de hasta 200 metros de largo, a más de 10 metros de profundidad, perforados en el corazón de un colosal bloque de piedra arenisca, a cuyos lados se prolongan hileras interminables de barricas (12.900 barricas bordelesas se guardan en sus entrañas). Mención singular merecen las 72 tinas asimismo de madera de roble de las más diversas procedencias (Cántabro, Bosnia, Allier, Norteamericano, etc.), construidas en capacidades que van desde los 60, 100, 200, 480 y hasta 640 hectolitros, que son las de mayor capacidad. La madera de roble juega un importante papel en esta Casa, ya que tanto las fermentaciones como la crianza de sus vinos se hacen en estos envases por procedimientos completamente naturales y totalmente artesanos.

Como en la obra de las catedrales, la edificación completa no termina nunca, sino que progresa con las sucesivas generaciones que dejan la impronta de su trabajo y de su esfuerzo. Así, el esfuerzo de los López de Heredia, a partir del enorme impulso del fundador, ha dejado sus huellas en estas criptas que se conocen como "Bodega Vieja", "Bodega Nueva", "Bisiesta", "Dolorosa", "Bodega de las Reservas", "El Caladillo", "El Frontón", "El Cementerio" y "El Calado". Así pues, toda la bodega posee el encanto de las antiguas catacumbas, acompañado siempre por el sabor del viejo roble.